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PASO CELESTE DE TABERNAS

Semana Santa 2013

SALIDA PROCESIONAL JUEVES SANTO 2013

SALIDA PROCESIONAL JUEVES SANTO 2013

GALERÍA FOTOGRÁFICA SALIDA PROCESIONAL JUEVES SANTO 2013

SALIDA PROCESIONAL VIERNES SANTO 2013

SALIDA PROCESIONAL VIERNES SANTO 2013

GALERÍA FOTOGRÁFICA SALIDA PROCESIONAL VIERNES SANTO 2013

SOLEMNE TRASLADO PROCESIONAL 2013

SOLEMNE TRASLADO PROCESIONAL 2013

El Martes Santo a las 22:00 h. acompañaremos en procesión a la Stma. Virgen de las Angustias junto a Ntra. Sra. del Amor y el Santo Cristo de la Agonía desde la Ermita de Las Angustias a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación.

Te esperamos.

 

Galería Fotográfica Solemne Traslado Procesional 2013

SEGUNDA ESTACIÓN 2013

SEGUNDA ESTACIÓN 2013

El próximo dia 24 de marzo a las 20 horas desde la Iglesia de la Encarnación saldrá  Nuestra Excelsa Patrona, la Stma. Virgen de las Angustias, recorriendo las calles de Tabernas en procesión dando su bendición en cada casa.

Os esperamos para acompañarla.

Galería Fotográfica Estaciones 2013

BANDAS DE MÚSICA PASO CELESTE 2013

Las Agrupaciones Musicales que acomparán a la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias, Stmo. Cristo de la Agonía y el Traslado de Jesús durante la Semana Santa 2013 serán:

- Martes Santo: Solemne Traslado Procesional de Nuestros Titulares. Sección de Percusión Virgen de las Angustias (Tabernas).

- Jueves Santo: Salida Procesional Paso del Stmo. Cristo de la Agonía y Ntra. Sra. del Amor. Agrupación Musical Nuestra Señora de la Amargura (Ferrol).

      Página web: http://amamargura.idomyweb.com

- Viernes Santo: Salida Procesional Paso de Nuestra Señora de las Angustias. Agrupación Musical Nuestra Señora del Rosario (Crevillente).

      Página web: http://www.agmrosariocrevillent.org

Video Promocional AM Ntra. Sra. del Rosario

REPARTO DE VELAS, FAROLES Y PAPELETAS DE SITIO 2013

REPARTO DE VELAS, FAROLES Y PAPELETAS DE SITIO 2013

La entrega se hará en la Ermita el Lunes, Martes y Miércoles Santo a partir de las 17 horas y Jueves Santo por la mañana.

Los penitentes que porten insignias (Banderas, Estandartes Cruz de Guía, etc) los pasos y los que organicen filas, podrán pasar a recoger su papeleta de sitio.

La recogida se hará en la Iglesia una vez finalizada la Procesión de el Viernes Santo.

Si algún penitente abandonara la procesión el Viernes antes de finalizar, se ruega entreguen el farol o vela a cualquiera de los encargados de filas.

Es importante que cuidemos de los enseres durante la procesión, pues de lo contrario su deterioro es evidente.

SOLEMNES CULTOS PARROQUIALES 2013

SOLEMNES CULTOS PARROQUIALES 2013

- Domingo de Ramos:

A las 11: 00 h. Bendición de Ramos en la Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias, procesión hasta la Iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación y celebración de la Eucaristía.

 

- Lunes Santo:

A las 19:00 h. Laudes y Eucaristía.

 

- Martes Santo:

A las 09:15 h. Laudes.

A las 19:00 h. Vísperas, Eucaristía y Celebración del Perdón de Dios.

 

- Miércoles Santo:

A las 09:30 h. Laudes.

 

Jueves Santo:

A las 09:15 h. Laudes.

A las 16:30 h. Santos Oficios de la Cena del Señor. Institución de la Eucaristía y del amor fraterno. (Colecta para Caritas)

A las 22:00 h. Hora Santa.

A las 24:00 h. Santo Vía Crucis por las calles del pueblo.

 

Viernes Santo: 

A las 09:15 h. Laudes y Hora Santa.

A las 16:30 h. Santos Oficios de la Muerte de Nuestro Redentor. (Colecta para los Santos Lugares)

 

Sábado Santo:

A las 23:00 h. Solemne Vigilia Pascual.

 

Domingo de Resurrección:

A las 08:00 h. Procesión del Resucitado y Eucaristía. (Colecta para las Obras de la Iglesia)

CENA DE HERMANDAD 2013

CENA DE HERMANDAD 2013

Como es tradicional, al finalizar la Santa Misa en Honor a Nuestros Titulares, cada año celebramos nuestra Cena de Hermandad, la cual este año será en el Restaurante "Casa Rafael"en Huercal de Almería el próximo 16 de marzo.

 

MENÚ

 CENA PASO CELESTE 2013

 

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1º Platos a elegir entre 


CREMA DE BOGAVANTE

SALMOREJO

BERENJENAS RELLENAS DE CARNE Y GRATINADA CON QUESO


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2º Platos a elegir entre


DORADA AL HORNO EN CUAJADERA
MUSLO DE PAVO EN SALSA PEPITORIA 

SOLOMILLO DE CERDO CON SALSA DE SETAS Y HONGOS CON PATATA ASADA 


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Postres a elegir entre 


TARTA YEMA

HELADO DE TURRÓN

SORBETE FRUTA DE LA PASIÓN

FRUTA DEL TIEMPO A ELEGIR: PIÑA O MANZANA

 

CAFÉ

BEBIDAS:

Cerveza, agua, refrescos

Vino blanco - Vino tinto

 

 

Precio: 20 Euros

 

Para ver la galeria de fotos 2012 aquí

IMPOSICIÓN DE MEDALLAS PASO CELESTE 2013

Durante la Solemne Misa en Honor a Nuestros titulares del próximo 16 de marzo, se realizará la Imposición de medallas de nuestra Cofradía a todo aquel que lo desee. Se ruega que lo notifiquen a cualquier miembro de la Junta de Gobierno antes de dicha fecha.

 

Muchas gracias.

SOLEMNE MISA EN HONOR A NUESTROS TITULARES 2013

SOLEMNE MISA EN HONOR A NUESTROS TITULARES 2013

El próximo dia 16 de marzo a las 19:00 h.  en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Encarnación tendrá lugar D. M. la Solemne Eucaristia en Honor a Nuestros Titulares:

- Stma. Virgen de las Angustias.

- Stmo. Cristo de la Agonía.

- Stma. Virgen del Amor.

 

Seguidamente celebraremos nuestra tradicional Cena de Hermandad en el Restaurante Casa Rafael".

Esperamos vuestra presencia.

Galería Fotográfica Misa 2013

PRIMERA ESTACIÓN 2013

PRIMERA ESTACIÓN 2013

El próximo dia 10 de Marzo a las 20 horas desde la Ermita de las Angustias saldrá  Nuestra Excelsa Patrona, la Stma. Virgen de las Angustias, recorriendo las calles de Tabernas en procesión dando su bendición en cada casa.

Os esperamos para acompañarla. 

Galería Fotográfica Estaciones 2013

SOLEMNES CULTOS Y SALIDAS PROCESIONALES PASO CELESTE 2013

- Domingo, 10 de marzo:

A las 20:00 h. Primera Estación de Ntra. Sra. de las Angustias. Salida desde la Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias.

- Sábado, 16 de marzo:

A las 19:00 h. Solemne Misa en Honor a Nuestros Titulares. Iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación.

- Domingo de Ramos, 24 de marzo:

A las 20:00 h. Segunda Estación de Ntra. Sra. de las Angustias. Salida desde la Iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación.

- Martes Santo, 26 de marzo:

A las 22:00 h. Solemne Traslado Procesional de Nuestros Titulares. Salida desde la Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias.

- Jueves Santo, 28 de marzo:

A las 20:00 h. Salida Procesional del Paso del Stmo. Cristo de la Agonía y Ntra. Sra. del Amor.

- Viernes Santo, 29 de marzo: 

A las 20:00 h. Salida Procesional del Paso de Ntra. Sra. de las Angustias.

Recordarle  a todos los que van a procesionar con nosotros, el Jueves y Viernes Santo deberán estar en la Iglesia a las 19,30 horas.

REPARTO DE ROPAS DE NAZARENO 2013

REPARTO DE ROPAS DE NAZARENO 2013

La entrega de ropas de nazareno se realizará en el local de la Cofradía a partir del 26 de febrero los martes y jueves  de 17:00 h.  a  19:00 h.

Para cualquier duda o consulta sobre las ropas háganlo con Valera.

Esperamos que respetéis los días y horario para facilitar el trabajo de todos.

La devolución de ropas de nazareno se realizará en el local de la Cofradía hasta el 5 de abril de 17:00 h.  a  19:00 h.

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2013

MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2013

Creer en la caridad suscita caridad
«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 
4,16)

 

Queridos hermanos y hermanas:

La celebración de la Cuaresma, en el marco del Año de la fe, nos ofrece una ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás.

1. La fe como respuesta al amor de Dios

En mi primera Encíclica expuse ya algunos elementos para comprender el estrecho vínculo entre estas dos virtudes teologales, la fe y la caridad. Partiendo de la afirmación fundamental del apóstol Juan: «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16), recordaba que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva... Y puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4,10), ahora el amor ya no es sólo un “mandamiento”, sino la respuesta al don del amor, con el cual Dios viene a nuestro encuentro» (Deus caritas est, 1). La fe constituye la adhesión personal ―que incluye todas nuestras facultades― a la revelación del amor gratuito y «apasionado» que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en Jesucristo. El encuentro con Dios Amor no sólo comprende el corazón, sino también el entendimiento: «El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor. Sin embargo, éste es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por “concluido” y completado» (ibídem, 17). De aquí deriva para todos los cristianos y, en particular, para los «agentes de la caridad», la necesidad de la fe, del «encuentro con Dios en Cristo que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad» (ib., 31a). El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor ―«caritas Christi urget nos» (2 Co 5,14)―, está abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo (cf. ib., 33). Esta actitud nace ante todo de la conciencia de que el Señor nos ama, nos perdona, incluso nos sirve, se inclina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo en la cruz para atraer a la humanidad al amor de Dios.

«La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor... La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor. El amor es una luz ―en el fondo la única― que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar» (ib., 39). Todo esto nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella» (ib., 7).

2. La caridad como vida en la fe

Toda la vida cristiana consiste en responder al amor de Dios. La primera respuesta es precisamente la fe, acoger llenos de estupor y gratitud una inaudita iniciativa divina que nos precede y nos reclama. Y el «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido. Sin embargo, Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (cf. Ga 2,20).

Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar por la caridad» (Ga 5,6) y él mora en nosotros (cf. 1 Jn 4,12).

La fe es conocer la verdad y adherirse a ella (cf. 1 Tm 2,4); la caridad es «caminar» en la verdad (cf. Ef 4,15). Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta amistad (cf. Jn 15,14s). La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn 13,13-17). En la fe somos engendrados como hijos de Dios (cf. Jn 1,12s); la caridad nos hace perseverar concretamente en este vínculo divino y dar el fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22). La fe nos lleva a reconocer los dones que el Dios bueno y generoso nos encomienda; la caridad hace que fructifiquen (cf. Mt 25,14-30).

3. El lazo indisoluble entre fe y caridad

A la luz de cuanto hemos dicho, resulta claro que nunca podemos separar, o incluso oponer, fe y caridad. Estas dos virtudes teologales están íntimamente unidas por lo que es equivocado ver en ellas un contraste o una «dialéctica». Por un lado, en efecto, representa una limitación la actitud de quien hace fuerte hincapié en la prioridad y el carácter decisivo de la fe, subestimando y casi despreciando las obras concretas de caridad y reduciéndolas a un humanitarismo genérico. Por otro, sin embargo, también es limitado sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista.

La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios. En la Sagrada Escritura vemos que el celo de los apóstoles en el anuncio del Evangelio que suscita la fe está estrechamente vinculado a la solicitud caritativa respecto al servicio de los pobres (cf. Hch 6,1-4). En la Iglesia, contemplación y acción, simbolizadas de alguna manera por las figuras evangélicas de las hermanas Marta y María, deben coexistir e integrarse (cf. Lc 10,38-42). La prioridad corresponde siempre a la relación con Dios y el verdadero compartir evangélico debe estar arraigado en la fe (cf. Audiencia general 25 abril 2012). A veces, de hecho, se tiene la tendencia a reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria. En cambio, es importante recordar que la mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el «servicio de la Palabra». Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana. Como escribe el siervo de Dios el Papa Pablo VI en la Encíclica Populorum progressio, es el anuncio de Cristo el primer y principal factor de desarrollo (cf. n. 16). La verdad originaria del amor de Dios por nosotros, vivida y anunciada, abre nuestra existencia a aceptar este amor haciendo posible el desarrollo integral de la humanidad y de cada hombre (cf. Caritas in veritate, 8).

En definitiva, todo parte del amor y tiende al amor. Conocemos el amor gratuito de Dios mediante el anuncio del Evangelio. Si lo acogemos con fe, recibimos el primer contacto ―indispensable― con lo divino, capaz de hacernos «enamorar del Amor», para después vivir y crecer en este Amor y comunicarlo con alegría a los demás.

A propósito de la relación entre fe y obras de caridad, unas palabras de la Carta de san Pablo a los Efesios resumen quizá muy bien su correlación: «Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos» (2,8-10). Aquí se percibe que toda la iniciativa salvífica viene de Dios, de su gracia, de su perdón acogido en la fe; pero esta iniciativa, lejos de limitar nuestra libertad y nuestra responsabilidad, más bien hace que sean auténticas y las orienta hacia las obras de la caridad. Éstas no son principalmente fruto del esfuerzo humano, del cual gloriarse, sino que nacen de la fe, brotan de la gracia que Dios concede abundantemente. Una fe sin obras es como un árbol sin frutos: estas dos virtudes se necesitan recíprocamente. La cuaresma, con las tradicionales indicaciones para la vida cristiana, nos invita precisamente a alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las indicaciones concretas del ayuno, de la penitencia y de la limosna.

4. Prioridad de la fe, primado de la caridad

Como todo don de Dios, fe y caridad se atribuyen a la acción del único Espíritu Santo (cf. 1 Co13), ese Espíritu que grita en nosotros «¡Abbá, Padre!» (Ga 4,6), y que nos hace decir: «¡Jesús es el Señor!» (1 Co 12,3) y «¡Maranatha!» (1 Co 16,22; Ap 22,20).

La fe, don y respuesta, nos da a conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el futuro con la virtud de la esperanza, esperando confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la abnegación propia de Jesús: filial para con Dios y fraterna para con todo hombre (cf. Rm 5,5).

La relación entre estas dos virtudes es análoga a la que existe entre dos sacramentos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la Eucaristía. El bautismo (sacramentum fidei) precede a la Eucaristía (sacramentum caritatis), pero está orientado a ella, que constituye la plenitud del camino cristiano. Análogamente, la fe precede a la

caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Co13,13).

Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno y cada comunidad la Bendición del Señor.

Vaticano, 15 de octubre de 2012

 

BENEDICTUS PP. XVI

CARTA DEL OBISPO DIOCESANO A TODOS LOS COFRADES Y DIOCESANOS EN LA SEMANA SANTA 2013

CARTA DEL OBISPO DIOCESANO A TODOS LOS COFRADES Y DIOCESANOS EN LA SEMANA SANTA 2013

Amor por la piedad popular y la veneración de las imágenes

 

 

Queridos cofrades y diocesanos todos:

 

1 Las pocas semanas del tiempo ordinario que transcurren tras el tiempo de Navidad dan paso a la Cuaresma, que nos prepara cada año a una nueva subida espiritual a Jerusalén, para revivir el misterio pascual de Jesucristo. Él “murió por nuestros pecados según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día según las Escrituras” (1 Cor15,3b-4).

Toda la vida cristiana gira en torno al misterio pascual, que se hace presente cada domingo, día que hizo el Señor, pascua de cuya hoguera brilla toda la semana, como dice el himno de la liturgia de las Horas. La celebración dominical de la Eucaristía alimenta la fe del pueblo de Dios y la nutre con la vida divina, que llega a los fieles por la participación en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El misterio pascual es, asimismo, el contenido de la espiritualidad que inspira la vida de las hermandades y cofradías de penitencia de la Semana Santa en nuestro país, en el que la fe católica ha orientado nuestra historia y es el referente de la piedad popular.

En las décadas anteriores al Concilio, desde los años cuarenta y cincuenta, la reconstrucción de la vida cristiana después de la persecución religiosa de los años treinta del pasado siglo XX, supuso un crecimiento del fervor y devoción populares por los misterios de la pasión y muerte de Cristo. Se crearon nuevas hermandades y cofradías y comenzó a celebrarse con el impulso de la Acción Católica el Viacrucisde diversos recorridos por las ciudades de España, llevando en procesión durante el recorrido de las estaciones alguna cristo de talla significativa y devocionalmente venerada por los fieles. Algunas tallas de nuevo creación artística sustituyeron a las desaparecidas durante la persecución y pronto fueron patrimonio de la fervorosa devoción de los fieles.

2 El culto a la Cruz del Señor, unido a la práctica del Viacrucis, tiene un lugar propio en los viernes de Cuaresma, alcanzando su expresión litúrgica singular en la adoración de la Cruz del Viernes Santo. Expresión muy tradicional de este culto son las cruces de mayo, cuyo origen en la invención de la Cruz por santa Elena en el siglo IV se funde con el florecimiento de la vegetación que hace verdear al árbol de la cruz enflorecido, para que “el que venció en un árbol, fuera en un árbol vencido”[1]. El culto a la cruz es inseparable del Crucificado y así la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz da marco litúrgico a la veneración devocional de multitud de advocaciones ligadas a las imágenes de Cristo crucificado.

La Cruz está en el centro de la piedad popular de la Semana Santa, protagonista de las escenas que componen el relato de la pasión vertida en la plástica de la imaginería de toda España. La centralidad del Crucificado es escoltada por las escenas de la Oración del Huerto, los cristos la Flagelación y Coronación de espinas, la Crucifixión y el levantamiento de la Cruz, el Descendimiento y la escena materna de las Angustias de la Madre del Redentor.

La devoción de “las Angustias de la Virgen” en Andalucía tiene múltiples manifestaciones almerienses, dando lugar a la contemplación de la escena de la Piedad o Compassio Matris (“Compasión de la Madre”) que protagoniza la Virgen María, cuyo dolor no logra consumir el llanto que recorre sus mejillas. La imagen de la Virgen con Cristo muerto sobre su regazo es sólo comparable a la soledad esperanzada de la Madre que sigue al Hijo por la vía dolorosa del Vienes Santo, o ya sola convertida en “la Soledad”, cuando la noche ha caído cerrando los desfiles procesionales del Santo Entierro, y la Virgen camina acompañada por la devoción popular que llora con ella y se consuela en la Esperanza de la resurrección.

3 Tan bellas expresiones de la fe no pueden ser alternativas a la liturgia del Triduo pascual, sino su prolongación piadosa y devocional expresada en la veneración de las imágenes del Señor y de la Virgen. Tampoco pueden ser mero pretexto de promoción turística de diverso interés, si no responden a la motivación religiosa que le da sentido; mucho menos si son despojadas las imágenes de su condición sagrada y veneración litúrgica, como si sólo se tratara de piezas artísticas, cuyo valor primero y principal fuera el estético. En las representaciones plásticas de los misterios de la fe, el estilo artístico está al servicio de la piedad. Resulta, por eso, incomprensible pretender aplicar a las imágenes sagradas objeto de culto un criterio puramente arqueológico de conservación y restauración. La exhibición estética de las imágenes como obra de arte no está reñida con la piedad, siempre que la muestra resulte respetuosa y se ofrezcan aquellas claves religiosas que permiten comprender su misma ejecución artística de las imágenes.

Desearía, por todo ello, que la piedad popular no fuera en modo alguno coartada, pretexto o motivo de otros intereses que los de la fe y la devoción cristiana, acompañada de la proyección catequística y misionera, privada y pública que acompaña a la piedad popular. Mucho menos, campo de afirmación social de personas y grupos que de otra manera no tendrían el relieve público que les proporciona la sociedad cofrade. Quienes se sirven de la piedad popular, no sirven a la Iglesia, sino a sí mismos. No se debería perder de vista la enseñanza de la Iglesia que ve en la piedad popular una realidad viva en la Iglesia y de la Iglesia, cuya fuente es la acción del Espíritu de Dios en el organismo de la Iglesia, y sólo como tal, según el beato Juan Pablo II, representa un “feliz encuentro entre la obra de evangelización y la cultura”[2].

4 Durante estos diez años últimos, mi propósito como Obispo diocesano, en este campo tan significativo de la vida cristiana, ha sido la de promover la expresión litúrgica de la fe orientando y fortaleciendo el verdadero sentido devocional de la piedad popular, en continuidad con la tradición de fe y en fidelidad a las enseñanzas del II Concilio del Vaticano, del cual celebramos los cincuenta años de su apertura. Tal como dije en su día, siguiendo las orientaciones de la Congregación para el Culto Divino, no podemos renunciar a la “genuina purificación de las mediaciones culturales, que sólo la fe confesante puede realizar”, para que la religiosidad no sucumba “ante el poder de elementos estéticos y folclóricos, tradiciones que han dado cauce a desviaciones religiosas en ocasiones o, al menos, deformaciones de la fe cristiana, llegándose así a la mezcla del sincretismo religioso”[3].

Hay que tener en cuenta, por lo demás, que la piedad popular es más amplia que la piedad penitencial de Semana Santa, e incluye las prácticas devocionales marianas a que da lugar la veneración de la Virgen Santísima y de los Santos, con sus diversas manifestaciones, así como los ejercicios de piedad que constituyen un rico patrimonio oracional del pueblo de Dios y prácticas piadosas, que preparan, acompañan y prolongan la vida litúrgica de la Iglesia y son alimento de la espiritualidad de los fieles.

5 Por todo ello, teniendo muy presente la piedad popular unida u orientada a la celebración de la Semana Santa, y considerando tanto su proyección catequística como el bien pastoral que de la piedad popular se sigue para los fieles, formulamos y aprobamos en su día las Normas para la elaboración y renovación de Estatutos de Hermandades y Cofradías(3 de junio de 2004). Estas nuevas Normas sustituían las entonces vigentes y se han completado con algunos decretos posteriores, que es preciso tener en cuenta para mejor aplicarlas. Como expresión de la labor realizada en este campo, baste decir que hasta el presente han servido para renovar los Estatutos de 40 hermandades y cofradías constituidas, algunas muy antiguas, acomodando sus constituciones y reglamentos a las exigencias normativas del nuevo Código de Derecho Canónico de 1983.

A estos nuevos Estatutos aprobados, hemos de añadir otros 19 más, que se han compuesto para otras tantas nuevas hermandades y cofradías constituidas en estos años con pleno apoyo y amparo episcopal. En algunos casos se trata de reglamentos aplicables a mayordomías, de régimen más sencillo que el de las asociaciones de fieles que de hecho son las hermandades y cofradías, que requieren un régimen estatutario conforme lo establece la ley de la Iglesia.

Para facilitar un régimen de agrupación de las cofradías de las distintas villas de entidad de la diócesis que cuentan con varias de estas asociaciones, las nuevas Normas incluyen la reforma de los artículos que impedían la agrupación de estas asociaciones de fieles; y aquellos otros artículos que, por el contrario, obligaban a las cofradías contra su voluntad a formar parte de una determinada agrupación. Por otra parte, en razón de las facultades del Obispo y con ánimo de normalizar situaciones conflictivas que existían en su momento, levanté las sanciones que pesaban sobre algunas cofradías y que, aunque yo no  había impuesto, tenían plena vigencia.

Estos diez años de ministerio episcopal en la diócesis se han caracterizado por un contacto particular y permanente entre el Obispo y la «Agrupación de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Almería», que ha visto asimismo renovados sus Estatutos en 2007. La Agrupación me invitó a pregonar la Semana Santa de la Capital de la diócesis en 2008, y publicó el pregón en una esmerada edición[4], obsequiándome en una comida de amable recuerdo con una reproducción muy lograda del Resucitado, del cual es titular la Agrupación. El pregón fue, en verdad, un acto lleno de emoción para mí y que lleva aparejada la concesión del escudo de oro de la Ciudad, por la cual siento honda gratitud. Este pregón siguió al que tuve el honor de hacer de la Semana Santa de Huércal-Overa en la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de la villa huercalense[5].

6 En este tiempo se han celebrado con mi apoyo y aprobación dos encuentros cofrades: el XX «Encuentro Nacional de Cofradías Penitenciales de Semana Santa» llegadas de toda España, en 2007; y el «Encuentro de Hermandades de Misericordia de Andalucía» en 2010. Con voluntad de favorecer la veneración de las sagradas imágenes con motivos justificados por la ocasión, he aprobado también en estos años distintas procesiones extraordinarias, entre otras las siguientes:

 

 Procesión magna: Viernes Santo de 25 de marzo de 2005 en Almería, con motivo del 150 aniversario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción.

— Nuestra Señora del Consuelo de Almería (vulgo Cofradía «del Silencio»), con motivo del mencionado XX Encuentro Nacional de Cofradías Penitenciales de Semana Santa (2007).

— Nuestra Señora de la Piedad de Vera, con motivo del 10º aniversario de la Virgen (2009).

— Santísimo Cristo de la Misericordia, de la Cofradía de «los Morados» de Huércal-Overa, con motivo del 150 aniversario de la bendición de la imagen y celebración del «Encuentro de Hermandades de Misericordia de Andalucía» (2010).

— María Santísima de la Esperanza Macarena de Almería, con motivo del 25º aniversario de la creación de la Hermandad (2011).

— Nuestra Señora del Rocío, de la Hermandad del Rocío de Almería, con motivo de los 25º aniversario de la creación de esta Hermandad filial (2011).

— Nuestra Señora del Carmen, de la Hermandad homónima de Pescadería, con  25º aniversario de la creación de esta Hermandad  (2011).

— Nuestra Señora de las Angustias de Almería, con motivo del Centenario de la hermandad de las Angustias y la Buena Muerte (2012)

 

7 A las procesiones extraordinarias hay que sumar la organización por diversas hermandades y cofradías del Viacrucis que tradicionalmente celebran cada año, o que han organizado con motivos de los diversos aniversarios de cada hermandad y cofradía que así lo ha solicitado. Tengo que decir que prácticamente todas las hermandades que han celebrado estos aniversarios me han pedido con sincera insistencia que presidiera la misa de apertura o clausura de los mismos, y a pesar de las razones de agenda he celebrado casi todas estas misas. Lo mismo en lo que se refiere a la bendición de nuevas sedes, entre las cuales no ofende a nadie que destaque las casas sociales de las hermandades de la Santa Cena y del Prendimiento, ambas en la capital de la diócesis.

Tradicional es ya cada Miércoles Santo la impartición de la bendición como respuesta a la «petición de venia» para el desfile procesional de las hermandades del Prendimiento y de Estudiantes, abriéndose el balcón principal del Palacio Episcopal desde donde asisto a la salida de la Catedral de los pasos procesionales y bendigo a los costaleros y cofrades de estas hermandades. Como es ya tradicional la cesión del llamador que me hace el capataz del paso del Resucitado  para la “levantá” del paso con la que despido cada año la procesión que cierra los desfiles de Semana Santa.

No he dudado, cuando así lo requería el caso y había razones para ello, en recabar el consentimiento de los consejos consultivos canónicos, conforme al derecho de la Iglesia, para los préstamos que han sido necesarios para las inversiones realizadas por diversas hermandades, gracias a los cuales ha sido posible la construcción de sedes sociales o remodelación de las mismas; entre las nuevas sedes de reciente construcción se ha de mencionar la de la Casa de Hermandad y Capilla del Santo Sepulcro de “los Negros” de Huércal-Overa.

La piedad popular, sin embargo, no queda delimitada por el espacio temporal de la Semana Santa, ni siquiera por los cultos tradicionales que en determinadas ocasiones del año cada cofradía penitencial rinde a sus imágenes. El Obispo alienta las legítimas prácticas de piedad popular y sus manifestaciones públicas en toda la diócesis, concediendo un gran valor de culto, catequesis y devoción a estas manifestaciones, que preparan y prolongan la celebración de los misterios de la fe en la sagrada Liturgia, y que, como es comprensible, dejo para otra ocasión, con un objetivo más amplio que el e esta carta.

8 La finalidad de las intervenciones del Obispo, al regular unas u otras manifestaciones de Semana Santa, no puede ser otra que ayudar a los fieles a mejor celebrar y vivir el Triduo pascual, que ha de encontrar en los oficios litúrgicos su centro y razón: la misa en la pasión del Señor del domingo de Ramos; la misa crismal y la misa en la Cena del Señor del Jueves Santo, seguidas de la adoración eucarística en el Monumento; la Conmemoración de la muerte del Señor del Viernes Santo; y la liturgia de la luz, bautismal y eucarística de la Vigilia Pascual.

Vivir estas celebraciones con fe y corazón convertido es la condición de una nueva vida para quien se ha configurado en el bautismo con Cristo muerto y resucitado. Si así las vivimos, cada Semana Santa será ocasión privilegiada de gracia, de la que dimana la luz que ilumina la vida cotidiana y da sentido a nuestra existencia.

9 Señalo, para terminar esta carta, un logro alcanzado en estos años, colofón de la liturgia y expresión devocional que recapitula los sentimientos de fe y esperanza de la Semana Santa. Me refiero a la misa de Pascua de Resurrección, a la que vengo invitando a acudir a todos los cofrades, para celebrar la presencia del misterio redentor de Cristo en la Eucaristía de Pascua en torno al Obispo, “principio y fundamento visible de la unidad de su Iglesia particular”[6]. Al término de esta misa de Pascua imparto la bendición papal y doy la venia, a la que acabo de referirme, para que proceda la procesión del Resucitado.

Que el Señor, que por nosotros murió y resucitó, nos conceda un año más vivir el misterio pascual con gran provecho espiritual, con una intensidad acrecentada en este Año de la Fe. Que su Madre Santísima interceda ante su Hijo para que obtengamos la gracia del perdón y de la renovación de vida, cancelando en nosotros toda deuda con la aplicación de la Indulgencia plenaria que el Santo Padre Benedicto XVI nos ha concedido obtener. A Cristo y a su Madre encomendamos a nuestro Papa, al cual despedimos en estos días con emoción y agradecimiento por su ministerio de Sucesor de Pedro, que tanto bien ha hecho a la Iglesia.

 

Almería, 13 de febrero de 2013

Miércoles de Ceniza

+ Adolfo González Montes

Obispo de Almería



 

[1] Misal Romano: Prefacio de la fiesta de la Exaltación de la Cruz.

[2] Congregación para el Culto divino, Directorio sobre la piedad popular, n.61 (con la correspondiente cita de las palabras del beato Papa).

[3] Mons. A. González Montes, «La piedad popular. Discurso de clausura del Curso de verano sobre religiosidad popular», organizado por la Universidad de Almería (Aguadulce, 15 de julio de 2005), en Boletín Oficial del Obispado de Almería [BOOA] XIII/nn.7-9 (2005) 458.

[4] Cf. Mons. A. González Montes, Pregón de la Semana Santa de Almería. Año 2008 (Almería 2009).

[5] Cf. Mons. A. González Montes, «Pregón y crónica en tres actos de la Semana Santa en Huércal-Overa», en BOOA XII/1-3 (2004) 58-66.

[6] Vaticano II: Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, n. 23.

CARTA DEL VICARIO EPISCOPAL PARA LA SEMANA SANTA DE LA DIOCESIS DE ALMERÍA 2013

CARTA DEL VICARIO EPISCOPAL PARA LA SEMANA SANTA DE LA DIOCESIS DE ALMERÍA 2013

Amor a la Iglesia

                                            

 El II Concilio del Vaticano, del que ahora celebramos el L aniversario de su apertura por el beato Juan XXIII, ha enseñado que en Jesucristo, la Iglesia es el sacramento, es decir, la señal, el testimonio, el instrumento de la íntima unión de Dios y los hombres, el sacramento del Reino de Dios[1]. La Iglesia, por tanto, no es solo una realidad social e histórica aunque peregrine por este mundo, sino que es misterio de la presencia de la Trinidad santa, reflejo del amor divino. Todo lo que la Iglesia es nos acerca al Reino de Dios que ya aquí y en el momento presente está aconteciendo en nosotros y en nuestro alrededor. El designio salvífico de Dios Padre, que de una vez para siempre se ha realizado en Jesucristo en el Espíritu Santo, va entrando y haciéndose visible en la historia humana a través de la Iglesia, que es sacramento de salvación. De tal suerte que mientras dure este mundo, no hay ni habrá otro medio, paralelo a la Iglesia, establecido por Dios en la historia humana como medio universal de salvación.

La Iglesia que es un misterio al que se llega a conocer por la revelación y la palabra de Dios es también, a imagen de la Trinidad santa, comunión y comunidad. San Pablo emplea una comparación muy corriente en su tiempo para afirmar que la comunidad cristiana es como un cuerpo con muchos y diversos miembros. Todos se necesitan entre sí, y han de ayudarse mutuamente y colaborar en el bien del organismo. Muchos son los signos de pertenencia a esa comunidad: la asistencia a Misa dominical, la práctica de la caridad, la vivencia del Evangelio allí donde nos hallemos, el hablar bien de nuestra santa Madre la Iglesia, la ejemplaridad de vida,…

Jesucristo es el Señor y la Cabeza de la Iglesia, él la dirige y la llena de vida. El Nuevo Testamento le llama Esposa de Cristo. De ahí que sea tan hermosa nombrarla con la expresión santa Madre Iglesia. San Ciprano, ya en el siglo III, afirmaba que “Nadie puede tener a Dios por Padre si no se tiene por madre a la Iglesia”. Duele oír a bautizados la expresión: creo en Dios pero no creo en la Iglesia. Produce sufrimiento escuchar afirmaciones sobre la Iglesia que no construyen y que crean división y siembran cinismo entre los que se encuentran lejos de la fe.

 

La Iglesia también es Templo de Dios en el Espíritu Santo. Mientras dura el tiempo de este mundo, el cuerpo resucitado de Cristo se hace visible en la Iglesia, la nueva Jerusalén, ciudad de Dios cuyos fundamentos visibles son los Apóstoles y sus sucesores. Esta visibilidad se muestra con unas notas que la definen: una, santa, católica y apostólica. El Obispo es signo de comunión de tal suerte que no estar en comunión afectiva y efectiva con el sucesor de los apóstoles supone la ruptura y la separación con la Iglesia pues como leemos en la Constitución Lumen gentium: “Cada obispo representa a su Iglesia y ejerce en ella su misión pastoral”[2].

Todos los cristianos estamos llamados a hermosear el rostro de la Iglesia. No cabe duda que la mayor belleza consistirá en la ausencia de pecado y en una vida digna del Evangelio. La santa Madre Iglesia nos ofrece la gracia de Dios de manera excelente en la palabra de Dios y en los sacramentos pero también en la vivencia de la comunidad y en el empeño por construir la comunión, tarea que es compleja y exige esfuerzo, pero que es el signo de los seguidores de Jesucristo vivo: “Mirad como se aman”[3]. De este modo la pasión por la búsqueda de la unidad, el anhelo de santidad, la apertura a lo universal y el empeño misionero serán el mejor servicio que los cristianos, y por ende los hermanos cofrades, aportemos al mundo.

Un bautizado o una hermandad que no construya comunión se sitúa fuera de la Iglesia. A veces nos dejamos llevar por criterios de este mundo mostrando nuestras carencias en el ámbito de la formación y espiritualidad. No me cansaré de anunciar, aunque sea una voz que clama en el desierto, que el ingreso a una hermandad o cofradía debe de ir precedido de una etapa de catecumenado para redescubrir la fe y avivar nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia. En nuestras hermandades y cofradías se hace necesario volver, no solo a las tradiciones, sino al Evangelio y a nuestros Estatutos fundacionales , como medio de renovación de nuestras asociaciones públicas de fieles. 

Sin duda alguna que este año de la fe convocado por el Papa Benedicto XVI es una buena ocasión para volver a nuestros orígenes fundacionales intentando vivir como los primeros cristianos: “constantes en escuchar la enseñanza de los Apóstoles, en compartir fraternalmente todo, en celebrar la fracción del pan y en participar en la oración común”[4] reconociendo la grandeza y hermosura de la Iglesia y sintiéndonos parte de ella como escribía san Pablo: “Los miembros son muchos, en verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: no te necesito. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros sin igual se preocupan los unos de los otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos le felicitan. Vosotros sois el Cuerpo de Cristo y cada uno es un  miembro”[5] .

Si la Iglesia se nutre y crece con la palabra de Dios y los sacramentos no hemos de olvidar la primacía del amor que es el  sello que hace creíble ante el mundo nuestro seguimiento del Maestro. Hermosa la reflexión que nos legó san Juan Crisóstomo: “¿Deseas honrar el Cuerpo de Cristo? Entonces, no lo desprecies cuando lo contemplas desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Al adornar el templo, procurad no despreciar al hermano necesitado, porque este templo es mucho más preciso que aquel otro”[6] .


A todos los hermanos y hermanas cofrades mi afectuoso saludo Pascual.


 Manuel Pozo Oller,

Vicario Episcopal.

 

[1] Constitución sobre la Iglesia, Lumen gentium 1, 9 y 48.

[2] Ibid., 23

[3] Cf. Hch 4, 32-37

[4] Hch 2,42-47; 4,32-35; 5, 12-16.

[5] 1 Cor 12, 20-21.

[6] San Juan Crisóstomo, siglo IV.

MENSAJE DE NUESTRO CONSILIARIO Y PÁRROCO PARA LA SEMANA SANTA 2013

Queridos hermanos y hermanas tabernenses: durante el tiempo de Semana Santa los cristianos somos invitados a contemplar el misterio de la Cruz. Un misterio que lleva escondido para ser desvelado un mensaje de salvación. Pues en palabras del apostol San Pablo: "Cristo no me ha enviado a bautizar, sino a evangelizar, y esto sin hacer obstentacion de elocuencia, para que no se desvirtúe la Cruz de Cristo. El lenguaje de la Cruz, en efecto, es locura para los que se pierden; más para los que estan en vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios." (1 Cor 1, 17-18)

Hoy en día, como así ocurría en tiempos de Jesús mucha gente no puede llegar a entender por que la Cruz es un símbolo del amor de Dios. Pues es inconcebible e inaudito el pensar como pudo el amor llevar al Padre a sacrificar a su Hijo. Por eso, muchas personas deciden ignorar tal “desatino”, y en su lugar esperara entrar en el Reino de los Cielos por medio de su buen carácter (afabilidad) y sus nobles acciones (filantropía). Pero, según la Biblia, esa creencia es, en realidad, poco sensata y pone de manifiesto la necesidad que tiene la Iglesia actual de hablar con mayor firmeza a la hora de presentar al mundo el mensaje de la Cruz como mensaje liberador.

Esto conlleva la necesidad de que toda la Iglesia (Papas, obispos, sacerdotes y fieles cristianos) tienen la misión de predicar (anunciar) la justicia divina junto con el amor divino. Pues Dios ama ciertamente al mundo, pero no puede ignorar el pecado de la humanidad: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).

Dios es justo lo que significa que es perfecto. Por eso en su pura presencia no puede haber ninguna mancha de pecado. De ahí que una persona no puede llegar a las puertas del cielo arrastrando un bagaje de todo una vida de pecado, y exigir ser recibido. Dios no justifica para nada el pecado, pero provee la manera de encargarse del mismo por medio del sacrificio redentor de la Cruz.

Dios tiene un plan de salvación para toda la humanidad. Un plan que incluye tres hechos fundamentales: primero que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios (Rom 3,23). Luego, el alma que pecase morirá (Ez 18,20 y Rom 6,23). Por ultimo, la deuda de la persona será pagada por un sacrificio perfecto ofrecido a su favor (Jn, 1,29); pues Dios satisfizo su propia justicia al poner a nuestro pecado sobre Jesús, y permitiendo que El muriera en nuestro lugar. Pues la Cruz conlleva un mensaje que va mas allá del amor de Dios, pues también representa su sabiduría divina al diseñar un plan salvador para toda la humanidad que permitiese un equilibrio sereno entre su santidad y su justicia perfecta.

Un equilibro que muchas veces fue puesto en tela de juicio debido a que algunas personas contemporáneas a Jesús se burlaron de El cuando estaba en al Cruz: “Había un letrero en el que estaba escrita la causa de su condena: el rey de los judíos. Con Jesús crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban por allí lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Eh, tu que destruías el templo y lo edificabas en tres días! ¡Sálvate a ti mismo bajando de la Cruz! y lo mismo hacina los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley, que se burlaban de El diciendo: ¡A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse! ¡El Mesías! ¡El rey de Israel! ¡Que baje ahora de la Cruz, para que lo veamos y creamos! Hasta los que había sido crucificados junto con Jesús lo injuriaban e insultaban” (Mc 15,26-32).

Estos hombres y mujeres contemporáneos a Jesús pensaron que la muerte de Cristo era una evidencia de debilidad. Sin embargo, fue todo lo contrario. El poder de Dios era tan grande, que Jesús murió con todo el pecado del mundo sobre sus hombros, y resucitó tres días después. Pues el poder de la Cruz trasforma el interior de las vidas humanas por medio del amor desinteresado y gratuito por parte de Dios:”Nadie tiene amor mas grande que quien de la vida por sus amigos” (Jn 15,13).

Pues que el mensaje de la Cruz, en estos días de Semana Santa, suponga para todos nosotros, fieles y devotos de Tabernas, el reconocimiento agradecido a Dios porque “por medio de su Santa Cruz redimió al mundo”. Que nuestros Santos Patrones, Nuestra Señora la Virgen de las Angustias y el mártir San Sebastian, nos protejan y nos enseñen que el verdadero mensaje de la Cruz, que el verdadero mensaje cristiano radica, en palabras de San Juan discípulo amado, en que Dios es amor: “Todo el que ama  ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Dios nos ha manifestado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único, para que vivamos por El. El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que El nos amó a nosotros, y envío a su Hijo para, que por medio de la muerte en la Cruz, librarnos de nuestros pecados” (1 Jn 4,7-10).

 

Rvdo. J. Fausto Martín Mancebo.

 

SALUDO DEL HERMANO MAYOR PARA LA SEMANA SANTA 2013

SALUDO DEL HERMANO MAYOR PARA LA SEMANA SANTA 2013

Queridos/as cofrades en Xto.:

Como Hermano Mayor de esta Cofradía, y en nombre de toda su Junta de Gobierno consideramos que la llegada de la Cuaresma es tiempo de escucha de la Palabra de Dios y conversión, preparación y memoria, reconciliación con Dios y con los hermanos.

Tomemos la Cuaresma de recurso más frecuente a las "armas de la penitencia cristiana": la oración, la abstinencia, el ayuno, y la limosna.

Durante la Semana Mayor celebraremos desde la Entrada triunfal en Jerusalén hasta la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Se trata de un tiempo de renovación y purificación enmarcado aun más en la situación que nos encontramos que tiene que servirnos para entender las necesidades de nuestros hermanos. Es momento de  ayuda al que más lo necesita como así nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo ayudando al prójimo.

Nos encontramos inmersos en el “Año de la Fé”, una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía. Todos los fieles están invitados a participar de ella en forma consciente, activa y fructuosa, para ser auténticos testigos del Señor. Esto contribuirá a confesar y profundizar la doctrina católica en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la Fé de siempre.

Esta Cofradía se ha caracterizado por cumplir todos y cada uno de los retos que se ha propuesto en el paso de los años, siendo evidente el incalculable patrimonio personal y sentimental, y es momento de comenzar un nuevo proyecto: la creación de la Casa de Hermandad, que sirva para aglutinar a todo nuestro pueblo entorno a su Excelsa Patrona, la Stma. Virgen de las Angustias, haciendo de esta un lugar de unión, convivencia y fraternidad entre hermanos.

Mi agradecimiento desde aquí a todos aquellos  cofrades, simpatizantes y colaboradores que gracias a ellos podemos ver realizados nuestros sueños. Sirvan estas líneas para expresar nuestra mayor admiración por ellos.

Sin más, me despido deseando que Nuestros Sagrados Titulares, la Stma. Virgen de las Angustias, Stmo. Cristo de la Agonía y Ntra. Señora del Amor nos protejan y guíen en nuestro camino.

                                               

Francisco Plaza Guirado.

Hermano Mayor.

FOLLETO INFORMATIVO "LAS ESTACIONES" 2013

FOLLETO INFORMATIVO "LAS ESTACIONES" 2013

En los establecimientos de la localidad podréis encontrar el folleto informativo con motivo de "Las Estaciones" en honor a la Stma. Virgen de las Angustias, Excelsa Patrona de Tabernas.


SOLEMNES CULTOS EN HONOR A LA STMA. VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS, PATRONA DE TABERNAS.

CUARESMA 2013.

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Domingo, 10 de marzo:

A las 19:45 h. Replique de campanas y disparo de cohetes anunciando la Primera Estación.

A las 20:00 h. Primera Estación de Ntra. Sra. de las Angustias. Salida   desde la Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias.

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Horarios de Misas del 11 al 24 de marzo.

Lunes, Martes, Jueves, Viernes y Sábado:

A las 19:00 h. Rezo del Santo Rosario y Santa Misa. 

Miércoles:

  A  las 9:30 h. Rezo del Santo Rosario y Santa Misa.

Domingo:

A  las 12:00 h. Rezo del Santo Rosario y Santa Misa.

Jueves: Al finalizar la Eucaristía, exposición y adoración al Santísimo.

 

Sábado, 16 de marzo:

A las 19:00 h. Rezo del Santo Rosario y  Santa Misa en Honor a la Stma. Virgen de las Angustias y demás Titulares del Paso Celeste. Durante la Eucaristía imposición de medallas a quien lo desee y solicite previamente a la Cofradía. Al finalizar canto de la Salve a  Nuestra Patrona.

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Domingo de Ramos, 24 de marzo:

A las 19:45 h. Replique de campanas y disparo de cohetes anunciando la  Segunda Estación.

A las 20:00 h. Segunda Estación de Ntra. Sra. de las Angustias. Salida   desde la Iglesia de Ntra. Sra. de la    Encarnación.

 

 


CARTEL ANUNCIADOR SEMANA SANTA 2013 PASO CELESTE

CARTEL ANUNCIADOR SEMANA SANTA 2013 PASO CELESTE

Esta mañana se ha presentado el Cartel Anunciador junto con el Boletín Extraordinario para la Semana Santa 2013 de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, Santísimo Cristo de la Agonía y el Traslado de Jesús. En los próximos días lo podreis contemplar en los establecimientos de la localidad. Con este acto da comienzo los actos y cultos de cara a la Semana Grande.